Vas por ahí pensando en el que dirán, en lo que haré frente a los demás, descuidando el yo interior, el yo pacifico, el yo lleno de promesas internas que llamas metas, ideales u objetivos.
Hasta que un día te vuelves egoísta porque el yo se vuelve primero referente a todas las cosas, acciones y personas, muchos piensan que es el nuevo liderazgo del siglo XXI, la actitud de los millennials, de la generación X,Y, Z.
No quiero vestirme del yo para siempre, porque primero hay que vestirse del tu, usted, ustedes y tal vez en nosotros, tampoco quiero esperar que alguien se vista de mi, ya que eso seria egoísta de mi parte.
Dejar a un lado el te necesito por un saludo amistoso, para demostrar y sentir que estamos no cuando nos necesitan o demostrarnos que las personas no están solo cuando las necesitamos.
Hay personas que juramos amarnos a nosotros mismos pero somos egoístas en no dar amor y aprecio sin esperar nada a cambio, regalar algo a alguien pensando, que es un auto regalo porque viste sonreír a alguien que es tu reflejo, ese reflejo de amigos que son la familia que escogiste.
Yo, un ser egoísta que he pensado que hago bien las cosas cuando realmente las he hecho mal ante los demás, pero que ese yo me dice que basta con sentir paz interior y sentirse a gusto.
No quiero que transcurra el tiempo y que luego pases de mi porque ya no me conoces, porque no recuerdas que no puedo mentir, que repito muchas veces lo mismo sin pensar, que pienso en voz alta y me corto porque se que tu estas.
Las ideas surgen, las ideas van y solo son validas cuando se expresan, cuando se escriben, cuando levantas la mano y te haces escuchar, es ahí cuando el yo es valioso, porque estas seguro de ti mismo y de lo que te rodea.
Cuando piensas para mejorar y hacerte valer por siempre, no detener a nadie de tu vida, tener muchas fotos con personas diferentes, le demuestra al yo que muchos vendrán pero pocos se quedaran a ver en lo nuevo que te convertirás.
Una persona que no cambia que no se renueva, son aquellas personas que se sientan solamente a ver la vida pasar, sin embargo aquellas que cambian son personas que se incorporan a la vida pero cuidado que hay que huir de la rutina.
No quiero que te sientes a ser espectador de mi vida, quiero que entres y la vivas conmigo, pero más importante aún que vivas la propia porque esa es la única que te llevas en recuerdos en memorias, en alegrías y en tristezas.
Yo y mi lapicero morado